Pseudo-Leopardi: "Cantos for the crestfallen" ["Cantos para los abatidos"]. Pesimismo cósmico
Os ofrezco, traducidos por vez primera al castellano, los enigmáticos Cantos para los abatidos, atribuidos al misterioso “Pseudo-Leopardi”. Según mi amigo, el profesor Piercarlo Necchi, tras este nombre podría ocultarse un colectivo de escritores rumanos (dotados de un notable sentido del humor), pero no hay certeza alguna al respecto. La referencia de internet es:
En cualquier caso, en mi opinión, estos versos representan un magnífico exponente del más acerbo y desesperado nihilismo, y, aunque no llegan ni de lejos a alcanzar la altura de las poesías de vate de Recanati, sin duda merecen ser leídos por todos aquellos que sientan interés por el pesimismo. Algunas estrofas, sin duda, atraerán al eventual lector, y pasarán a formar parte de su memoria.
PSEUDO-LEOPARDI
CANTOS PARA LOS ABATIDOS
[Traducción al español de MANUEL PÉREZ CORNEJO]
En mi corazón de idiota, la idiocia está cantando su extravío. ¡He triunfado!
G. BATAILLE
NOTA SOBRE EL TEXTO: La presente traducción está basada en el manuscrito rumano de los Canti per gli abbattuti, recientemente descubierto en Brasov. A la luz del principio lectio difficilior potior [“la lectura más difícil es la más fuerte”], parece que este manuscrito es la fuente de los 31 poemas que figuran en los “Cuadernos de Bolonia”, atribuidos al denominado Pseudo-Leopardi. Esta determinación da crédito a la teoría, expuesta por el profesor Enzo Tessaro, según la cual los cuadernos de Bolonia son la obra de un estudiante rumano inscrito en una universidad italiana. Dado que el manuscrito original, que ahora se encuentra en los archivos de la Oficina Musical en Bucarest, le falta tanto el título como la atribución, nos hemos quedado con la versión italiana, a fin de prevenir ulteriores confusiones editoriales. A diferencia de la versión italiana, firmada por el “Pseudo-Leopardi”, el texto rumano concluye con el siguiente colofón:
AMOR, que en rumano se dice mejor ROMA, me hizo. Fecemi la divina podestate, la somma sapienza e’l primo amore… Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate. La felicidad de nosotros, los modernos, es que hemos de encontrar infernales nuestras almas. A FI (esse) + TAU (tristitia) = FIAT.
III + I
Después de esto, en la página final, se encuentra un dibujo, posiblemente realizado por otra mano, de una cabra situada en lo alto de una columna espiral (reproducida en la página siguiente).
Los traductores desean agradecer a la OMB por su generoso apoyo a la publicación de esta obra. “Porque bendito no es aquel que comienza una obra y no la acaba, sino aquel que dice que va a hacerla, la hace y la lleva a buen término… Aquí está la tumba en la que yazgo; llévame, entonces, y sigue tu camino” (Anónimo).
* * *
I
Incapaces de nadar por el océano de nuestros ojos,
Debemos sentarnos juntos, mirando al ciego mundo,
Cuya muda boca ha perdido todo gusto por el silencio.
Cabezas mareadas como las nuestras, naturalmente se inclinan juntas,
Solo para evitar caer por doradas miradas,
Suspendiendo estos cuerpos como cuerdas de marionetas.
La dulce tensión de las líneas secretas nos está adelgazando,
Pintando dulcemente todo sentimiento vital hacia adentro y hacia arriba
En algo que está tirando fuertemente desde muy alto.
Ya mi cuerpo es mucho menos que yo mismo,
Como si el pensamiento de tu forma fuese mi nuevo esqueleto,
Y tu memoria de mi carne tu nueva fuerza.
Si te abrazo, mi propio poder me aplastaría,
Y si tu te pegases a mí, seguramente me evaporaría.
Los amantes moribundos no se tocan sin rozar el suicidio.
Juntos uno al lado del otro, flotamos y nos paramos. Este es nuestro modo de tendernos
Unidos juntos, a través del espacio en este mundo perdido,
Cuyos ojos no sobrevivirán viéndonos cara a cara.
II
El Sol que calienta esta podrida y floreciente tierra
No sabe nada de la flameante muerte que quema
La cima de las cosas donde lloré por vez primera por ti.
Todavía lo llamo sol, nombre luminoso al que yo
No puedo mirar sin morir; le llamo aniquilación porque
No puedo dejar de expirar a fuerza de llorar y suspirar.
¿Qué es lo que me hizo a la vez pensar en embotellar aquellas gotas
Y no considerar nunca realmente hacerlo? ¿Qué me ha hecho
Conocer el melodrama todavía más verdadero que el más falso?
Después de aquel día, ninguno de nosotros necesita reliquias sobre las que llorar,
Cuando nuestros absurdos cuerpos fueron un osario dorado secreto,
Y la risa ingeniosa la peor tristeza que podríamos tragar.
Nosotros hicimos la más dulce colación de miradas. Ahora los asintóticos
Restos permanecen infinitamente alrededor de la tierra, como semillas
De una nueva vida que vive por doquier, excepto en este mundo.
Una vida no vivida, más un reino verdaderamente sin respiración más allá,
Más allá, en el al di là, más helado que el de cualquier filósofo,
Un lugar que compone cada aquí en la huella de su allí.
Sí, era un sol, o un tipo especial de luminoso vacío
Que mis lágrimas velaron, hacia el que yo (nosotros) fuimos caminando,
Oro del que, por tanto, el ciego debe proteger sus ojos.
III
Como si quedara algo de tiempo para preocuparse o gritar por este
Triste mundo, que no conoce nada de lo que es el paraíso,
Esta vida no es ni por un segundo lo suficientemente real como para negarla.
Como si mi corazón agotado no se hubiera desesperado ya
De nuevo por última vez y deja que lo peor haga lo peor,
Viendo cadáveres, cadáveres enterrados solo por el placer de verlos.
Como si el suspiro que pensaste haber perdido no retornase
Antes del siguiente desde la más amplia esfera, y uniéndose a ella
Acelerase infinitamente la contracción del cosmos mismo.
Como si estas y todas las demás cosas no fuesen ya verdad,
Abandonado para siempre en la victoria que nadie puede ganar —
Abismo donde caer es un golpe del que ninguno se recobra.
Así que escuchemos más bien lo que no ha ocurrido ni ocurrirá,
Lo que nunca entró en el mundo, y únicamente por no
Entrar hizo una extraña aparición a nuestro alrededor.
Señalemos los halos sobre las manos del otro,
Precisamente donde su brillo no es diferente
De la suprema imposibilidad de este señalar silencioso.
Hagámoslo todo enseguida, mientras todavía haya tiempo.
De otra manera, no veo razón alguna para guardar las apariencias,
Por molestarse en ser, por tomar hasta mi último aliento.
IV
Por la noche sé que estás conmigo, porque mi espíritu
Es superficial de una manera más profunda, como una respiración infantil,
Flotando a través de pequeños agujeros al borde de los mundos.
A veces, las palabras hablan en mi cabeza, verbos que no son míos
Que no dicen otra cosa que su puro habla —
Perfectas invitaciones, que proporcionan una dirección inconcebible.
Incluso si me engaño a mí mismo, esas voces silenciosas son todavía
Las sombras reales de tus pensamientos, de cualquier cosa que esté
Pasando ahora a través de tu mente, mientras yo caigo dormido.
Porque yo te he visto en mí mismo con el fuerte hilo de tus miradas,
Sellados mis ojos con los tuyos con lágrimas no lloradas,
Y deja que mi sangre se funda con el calor de la luz de tu corazón.
No es culpa tuya que nada vuelva a tener sentido.
Pero tienes la culpa de que ahora parecerá para siempre
Que es culpa tuya. El perdón está en mi falta de agradecimiento.
Eres esa por la que nada coincidió consigo mismo.
Eres esa por la que la negrura ve más que la luz.
Eres esa por la que la tristeza es alegría inconmensurable.
Igual que nuestros cuerpos nunca descubrirán un sustituto del aire,
también esto lo sé de sobra: que tú estás conmigo
En la oscuridad, de verdad en la ciega no verdad de la noche.
V
No entre quienes beben por miedo de la intoxicación
Se encuentran aquellos amigos, mis mejores amantes perdidos de lo peor.
Su vino no existe, se clasifica entre los imposibles.
Felices de que no haya nada de lo que estar contento, en paz,
Sabiendo que la vida es guerra, ahítos en el hambre y ahogándose en el aire,
Están aquellos que claramente ven que no hay nada ahí fuera.
Entre ellos encontrarás eso que quieres, el camino
Que quieres nunca se encuentra. Con ellos tú comerás
La más deliciosa comida que hace dulce al hambre misma.
Tan aterrador para tu pequeño drama diario como puede parecerlo,
Hay aquí, de hecho, una vida superior extraña, que vive,
En medio de nosotros, una salvaje sin nombre que nunca toma partido.
No existe amor ninguno entre la gente que piensa que ellos conocen
Dónde están. No hay alegría alguna en esta esfera inteligente.
Deja que se pudran todos los seres que han determinado lo que quieren.
Todos nos encontraremos cada mañana y cada noche en el origen,
Para el café y el vino suministrados por la memoria de los insatisfechos,
Una camarera cuyas mangas le sonríen al pensar.
Aunque el dolor llena las galaxias y el miedo es más rápido que el tiempo,
Una vez que llegamos aquí, no hay ninguno que pueda resistir mucho
El terrible deseo, la voluntad mortal de llegar a ser perfecto.
VI
Asesinado por el azul de tus ojos, mi suspiro partió las esferas.
Todo era perfectamente natural, aunque no puede describirse
Sin comenzar a sonar como un amante loco y embriagado.
Decir lo que mi corazón me impulsó a decir no era
Suficiente para decir lo que me impulsó. Pero al corazón,
Como todos sabemos, le gusta engañarnos para que lloremos por la verdad.
El azul era, es, como una indeterminación de aire y agua.
¿Cómo y por qué está él mismo tan perfectamente impreso en mí?
Proporciona la ciencia del color que necesito para hablar contigo.
Si tú habitas el aire y el agua, entonces yo soy fuego y tierra,
Algo que quema con deseo alquímico de que nazca
Un nuevo mundo de las cenizas de nuestra fría pira.
Quisiera ser quemado contigo por herejía, ahogado en las llamas
De doctrinas peligrosas y desordenadas. Lo que sea necesario
Para no graduar intensamente la vida con un título en teología.
Para llevarte conmigo, me quedé atrás para siempre
En el momento en que nos separamos. Tal es la encantadora ilógica
De los adioses imposibles, un Dios dialéctico y los locos entienden.
Bien podría decirlo. En ese momento tus ojos azules
Me perforaron con una esperanza radicalmente pésima: que esta vida
Será de hecho, imposible e inevitablemente, la última.
VII
Si la luna aparece esta noche, no deseo hablar como antes.
No preguntaré qué está haciendo allí arriba, tan sola,
O qué es lo que refleja aquí abajo, en la oscura tierra su brillo, situado allí arriba.
Ya sé sus repuestas. Son las mismas que me doy a mí mismo,
Y ninguno gana en la discusión, especialmente yo.
Así que deseo preguntar a la luna algo completamente inaudito.
Una pregunta que nadie ha planteado jamás, desde ninguna perspectiva
Ni desde ningún ángulo; desde ninguna posición, sea hombre, bestia o ángel.
Una cuestión que podría sentir su propio cuerpo muerto.
La cuestión existe y no puede ser respondida. Cuando la pregunto,
La cuestión no existe. De nuevo su pálida virtud va a mostrar
Que el mejor pensamiento puede retorcerse en su propia tumba.
Realmente brillan y brillan, con sílabas inexpresables
De su intolerable imposibilidad, que todos los rostros mienten.
Al menos sabemos que su sufrimiento es real, que los suspiros
Y lágrimas y las punzantes punzadas secretas es todo lo que nos mantiene
Unidos, que el dolor da algo sólido para seguir.
No es que realmente me preocupe de si este miedo es verdadero o no,
Solo que yo me mataría a mí mismo sin él; que la existencia
Sería un lastre, si este corazón no llorara con nuestra luna.
VIII
El rastro de cabezas cortadas y corazones aplastados siguiendo
Nuestro suspiro axiomático, señala el camino de quién sabe dónde,
En la nueva claridad negra de un olvido óptimamente peor.
Muele los corazones hasta hacerlos polvo y cuelga las cabezas frescas para secarlas.
Mezcla el polvo con lágrimas, para hacer un mortero para las cabezas.
No te preocupes por dónde van las caras. Este trabajo es nuestro camino.
El secreto de caminar es que no necesito ir a ningún sitio,
Que se mueve de forma discontinua a cada momento.
¡Qué placer caminar juntos y atender a nuestros pies!
Ver cómo nuestros pasos sienten las calaveras de guijarros, pisar los rostros
Y confiar en que el cemento siempre nos sostendrá.
¡Qué encanto pasear por la ciudad muerta, por encima de nuestras propias cabezas!
Nadie deja de trabajar hasta que todo ladrillo o piedra es reemplazado,
Hasta que todo lo que pegue las cosas y las junte sea el sólido vínculo
De los corazones rotos. Bendice la obra de los cefalóforos.
A nadie se le permite ir a ninguna parte, hasta que toda
La metrópolis es construida de nuevo a la viva imagen de lo que
Ella ya es: una ciudad sin vida, el verdadero reino de la muerte.
Entonces, conoceremos finalmente dónde va nuestro primer suspiro,
Entonces veremos por nosotros mismos, siguiéndolo para siempre,
A lo largo de los caminos de esta ciudad, nuestra bella morada final.
IX
Te encontré mientras cruzaba el paso de peatones, y justo entonces deseé
Que no siguiésemos adelante nunca más para encontrarnos, y permaneciésemos
Allí, mirando en alegre silencio, cruzando el paso de peatones.
Tu vestido era negro y blanco, porque tu mente es cebra,
Un camuflaje abierto de lógica impecable, un juego
De ajedrez animal, que nadie más merecerá nunca ganar.
La gente muestra sus verdaderos colores en el paso de peatones, cómo
Se comportan ellos mismos, quedándose atrás o jugando
Por la posición. Que montón de tontos somos todos.
Es obvio que la humanidad ha perdido gravemente el paso consigo misma,
A juzgar por cómo anda la gente, tambaleándose y arrastrándose a sí mismos
Hacia delante, con la enferma gravedad de seres que se tienen por importantes.
Es obvio que este mundo nunca fue, es, ni será nuestra casa,
Por cómo nosotros realmente sentimos reamente en los intersticios
E intersecciones, por cómo todos nosotros diseñamos nuestros pasos en secreto.
Sonriendo allí por largo tiempo en tus ojos, parece
El perfecto y único camino para tocar realmente tu pie,
Dejar yacer mi cabeza en el frío pavimento junto a tus zapatos.
Y ahora, como hemos fallado a la hora de hacer lo que buscaba el corazón,
Yo a menudo pago el precio de permanecer allí, solo entre
Todos los demás perdedores que han elegido seguir con esta vida.
X
Dado que el tipo de monasterio que nosotros necesitamos no existe
En este planeta, el globo mismo está convirtiéndose en nuestro claustro,
Una esfera capaz y secreta, perdida para siempre en el espacio exterior.
Casi nada es nuestra regla, casi nadie quiere unirse a nosotros,
Cuando llega el tiempo de escapar realmente, es bueno encontrar
Que los verdaderos compañeros de uno son pocos, muy pocos.
Me preguntaste si hay hoy en día místicos en el mundo,
Y yo respondí razonablemente. Una cuestión
Irracional que merece una respuesta aún menos razonable.
Francisco, con razón, rechazó los comentarios sobre la regla.
Mantendremos en secreto nuestra forma vitae en un comentario per se
Sobre el sentido texto desconocido que glosa todo pensamiento.
No hay nada malo en ser incomprendido
O malinterpretado. Nosotros solo insistimos en la honestidad,
Solo pedimos el violento rigor del amor racional.
Miraremos hacia abajo desde balconadas muy, muy elevadas
A las últimas iglesias y torres de cristal, encaramados
A nuevos pilares que brotan sobre las cimas más altas.
Allí arriba el hedor del ser humano no significa nada.
Aquí donde cada uno toca todo sin contacto, nosotros miramos
El gran ojo de lo sinceros que derretirá la tierra como cera.
XI
Mi cuerpo desea algunas veces asumir formas extrañas, porque
Mi corazón está constreñido a mantener el gusano de
Mi alma, mientras gira de nuevo a través del cambio de sentido humano.
El cielo está lastimando los dedos de nuestros pies y el aire comienza a nadar,
Cuando me levanto de nuevo en la hierba y de repente
Me elevo a siete mil pies de altura, como la Señora Filosofía.
La ciudad entera está atrapada dentro del sueño de sí misma.
Así es la arquitectura: la construcción ilegible de signos,
Donde por todas partes se lee: Dirección única y No hay salida.
Las piedras de las construcciones son felices aquí, porque se
Las deja solas el tiempo suficiente para volver a su siesta,
Que les hace más fuertes, incluso cuando decaen.
Cualquiera sabe que la muerte es el hábito de la vida, el cuerpo la
Excreción del alma y el universo entero las heces de Dios.
Nuestra nueva hambre prueba la dulzura de roer el todo.
La fuente infinita de todo ha encontrado un camino
Para usar nuestra boca para comerse a sí misma en la comida
Más deliciosa posible. Estás oficialmente invitado al festín.
Pero te pido como un pobre vagabundo no prestar atención
A las contorsiones de mi resbaladiza lengua. Parte de mí
Es todavía una serpiente venenosa, y tal vez te lleve por mal camino.
XII
Ya no es posible respirar en este mundo. Así, sueño
Que encuentro dos botellas de píldoras etiquetadas con tu nombre, roja
Y azul, para la inhalación y la exhalación, respectivamente.
Estas píldoras deben haber sido hechas de las condensaciones
De tu respiración, de suspiros y jadeos reunidos en secreto
Por pequeños gnomos y espíritus en los mundos de ensueño.
Así, ha de haber brujas y unicornios y ciervos
Y dragones y puercoespines y conejos y flores
En este mundo, para que las botellas fuesen decoradas con ellos.
Tomar dos al día está haciendo que mi respiración mejore.
Es decir, el sueño alegorizaba el devenir aliento
De tu nombre y el devenir nombre de tu aliento.
Ahora, la medicina va corriendo hacia abajo, por desgracia más rápida
De lo que podría haber sido jamás creada, y mucho menos encontrada.
Incluso para suplirla tanto, eres mayor que yo.
Y así el pensamiento de hacerme adicto
A lo que sé que no puede durar, me hace ver dolorosamente
Cuán preciosa y pretenciosamente desperdicio mi respiración.
Hoy, empecé a cortar las píldoras en dos partes, y luego en otras dos,
Mientras dure la vida. Pues no veo otra esperanza
De poder tolerar, incluso sobrevivir, y de volver a respirar de nuevo.
XIII
¿Qué locura llevó por vez primera al durmiente abismo a mezclarse
E ir a la deriva, tan lejos de sí mismo, en esta vasta nada,
Privándoles para siempre a todas las cosas de su perfecto y primigenio descanso?
¿Qué clase de loco capricho pude haberse apoderado de este océano
Inmóvil y puro? ¿Quién condujo a esta profundidad a seguir
La irreparable e imperdonable locura de crear todo esto?
Mucho más vasto que el espacio y el tiempo es el misterio del sueño,
Una cosa imposible y singular, que practica todo ser,
Sin tener la más mínima idea de cómo sucede.
En el sueño la inteligencia es estupidez y la estupidez inteligencia;
Veo la negra imagen infinita de nuestra más original maldición,
El signo más veraz de todo lo que era, es, y será un error.
Si tan solo pudiese entregarme al sueño sin caer, irme a dormir
Sin ir a dormir, hundirme en el sueño y, sin embargo, permanecer todavía despierto.
Si tan solo pudiera dormir como un hombre de verdad y no como una bestia…
Entonces me despertaría yo mismo a la vida y seguramente vería al fin
La primera mezcla de deseo terriblemente ignorante, que una vez
Lanzó al todo con hastiada alegría a su propia expansión.
Pero parece que este espectáculo no me estaba reservado,
Ni es algo que se le proporcione al hombre, cuya estr4echa mirada,
Viendo solo lo que él desea, y no lo que es, no puede atravesar esta puerta.
XIV
La orgullosa seriedad de su, así llamado, entendimiento
Es intolerable. La odio, más que cualquier otra cosa, más
Incluso que mi propio odio, que odio por encima de todo.
¿Quién se creen que son esos Ulises charlatanes,
Que hablan del conocimiento y de la experiencia; que se imaginan que el pensamiento
Puede cartografiar y navegar por el imponderable Caos del presente?
¿Qué agusanada manía infecta sus cerebros húmedos y fríos
Para hablar del camino que siguen, aburriendo al universo
Y no mostrando ni siquiera la decencia de blasfemar contra él?
Tan horrible es la constante y confidencial charlatanería de esos bocazas,
Tan absolutamente enferma, que borrarla de la existencia
Podría transformar incluso este pozo infernal en el paraíso.
Esta época caduca del hombre no es tiempo de aumentar
La masa de la inteligente ignorancia, sobrecargando nuestras mentes.
La tarea intelectual de presente es guardar silencio.
Con todo, confieso mi amor por esas almas perdidas, los filósofos,
Porque al menos ellos son más parecidos a mí que los otros
Y en ocasiones casi son capaces de una verdadera perplejidad.
En mi continua melancolía, les amo y tengo lástima de ellos; en la desesperación
Que la vida no permite, por alguna razón no me permitiría
La enorme alegría de cortar todas sus cabezas.
XV
El significado de la caída no es que el hombre fuese castigado
Por pecar, sino que el ser humano es un animal que por nacimiento es incapaz
Del paraíso, que el Edén no pude ser Edén si tú estás en él.
Tú y yo lo sabemos, y este es el motivo de que formemos un grupo aparte,
Lejos y más allá de las esferas, y de por qué mi sangre arde en secreto
Por ti, en el fuego que derrite más que todas las estrellas.
Tú yo lo sabemos, no solo en nuestras palabras, sino más aún
En el modo en que las decimos, en el estilo que tenemos de ahogarnos
En el silencio, tan profundamente que uno debe negarse incluso a respirar.
Tú y yo lo sabemos, porque vemos que la poesía está muerta,
La tumba flotante y la suprema sepultura cuya entrada
Es salida al olvido cristalino y totalmente intoxicado.
Todos los santos fueron pecadores, especialmente los mejores.
Uniendo las manos en absoluto autodesafío, cargamos
Los navíos desarbolados de nuestras cabezas hacia la oscura alegría.
Por el camino, esta conversación cartografiará nuestra estrategia de salida.
Cuando uno de nosotros esté volviéndose demasiado grande para que la red lo sostenga,
El otro se hará lo suficientemente delgado para nadar y escapar por los agujeros.
Es pronto para partir hacia la profunda cumbre; qué dulce
Es demorarse ahora en el triste anhelo, mirándonos
Uno al otro, y diciéndole a todas las galaxias cómo moverse.
XVI
Este universo es lo peor de lo peor de todos los mundos posibles.
Es una sombra, una tiniebla, un lugar de suspiro abandonados,
Tan horriblemente muerto, que incluso la oscuridad tiene un rostro.
Vamos a la deriva con lunas blancas abandonadas hace mucho tiempo por nadie,
Esperando a chillar dentro de pasillos excavados en el tiempo,
Donde incluso nuestras reflexiones se vuelven sensibles al miedo.
El cosmos está nervioso e hipersensible, su física
Es una patética falacia de afectos imposibles, que contradicen
A la vez todas las directrices que buscan someter a un sentido su laberinto.
No siendo más que una abrumadora presencia de lo que
Nunca está ahí, este universo es, verdaderamente, una tumba,
Un vasto cementerio de sí mismo, suspendido en ninguna parte.
No te molestes nunca en volver a preguntarte a ti mismo como terminaste
Aquí. Nunca más vuelvas a intentar robar la sombra del espectáculo por desesperación
De haber nacido. Nada le importa ni a ti ni al cosmos.
Los sacerdotes dicen que la oscuridad de la crucifixión duró tres horas.
Está en la naturaleza de los hipócritas pretender que las cosas serína mejor
De lo que son, y transformar aquello que nunca pasa en una historia.
Plántale cara. No es bueno intentar despertar de este sueño.
Todos los senderos para escapar son parte de la prisión; todos los caminos
Carecen de salida, y dan a un espejo, a la misma pesadilla.
XVII
Si el dolor de mi corazón fuese mejor, perdería la esperanza.
Como una serpiente constriñe mi corazón, alimentándose de suspiros
Que de otro modo se desperdiciarían en el aire del mundo.
Alegremente cuido esta cosa que se enrosca, parásita del más allá.
Es una entidad más real y viva que yo. Y simplemente
No cabe volver a cómo eran las cosas anteriormente.
O quizás es el corazón mismo el que es el extraño; una cosa fósil y
Helada en una ontología distante y polar, hasta que un día,
Sin descongelarse, se expande para destruir a quien lo descubra.
No descartes lo que te hace derretirte y palidecer.
Nunca presumas la muerte de lo que el deseo mismo desea.
La verdadera arqueología ilumina su propia vida como una tumba vacía.
Solo los lujuriosos consumen y destruyen lo que ellos quieren.
Los amantes se entregan a sí mismos para ser devorados por el más allá
Del ser, para ser quedamos en el holocausto total de los pronombres.
Entre sus cenizas uno siempre encuentra elementos desconocidos
Dispositivos no manipulables, preposiciones completamente nuevas.
En sus cenizas nunca se encuentra lo que tú ya conoces.
Condenados sean aquellos que no caen postrados ante esta herejía.
Que se consuman para siempre en el infierno aquel al que no mate este miedo,
Aquel que niegue nuestra conspiración, anónima, empírea e inhumana.
XVIII
La mente humana está loca, y obviamente no resulta apta para ver
Muy lejos en la vida de las cosas. Es mejor encadenar el intelecto
A temas vulgares y dejar que el resto siga libremente su curso.
En este mundo, un pensamiento era como un millón de caballitos de mar,
Que pasan sin esfuerzo a través de redes de ratios cósmicas,
Pululando en todas las dimensiones a la vez, en una visión prismática.
Ahora el hombre se ha esclavizado a sí mismo para resolverlo todo,
Sin intención de hacerlo, para dragar a ciegas
El fondo del océano, tirando luego atrás lo que encuentra.
Lo creas o no, estoy hablando con total autoridad
Acerca de ti, de todas tus perversas preocupaciones, de tus problemas,
De todo lo que tú llamas sólidos componentes de lo que llaman vida.
Porque estoy hablando de mí, del perdido, el fútil,
Él es absolutamente incapaz de prestar crédito
A todo lo bueno que tú puedes encontrar en estas palabras.
Así que ahora debe abandonaros, tanto a mí como a ti,
Debo volver a entrar en lo que nunca supe: la transparente alegría
De no haber sido nunca otra cosa que un ataque, un desmayo.
XIX
Oh, Uno, absolutamente asombrado y asombroso, que tan
Enloquecedoramente vuelves este cielo veraz en escalable montaña pétrea,
Libérame de una vez de todo aquello que no quiere escalar.
Al final del día incluso esa sabiduría que no existe sabe
Que no queda nada para nadie aquí abajo,
en un reino que no piensa más que en sí mismo.
Escalando el cielo, soy un átomo a la vez, o tal vez no.
Sobre la montaña infinita no hay espacio para el progreso,
Solo la oportunidad sin fin de perderlo al final todo — o caer.
Aun así, golpearé esta pequeña cabeza de cabra negra contra la roca; lo haré
Durante la noche, cuando el resto de la humanidad esté descansando,
Porque yo sé más, porque sé que ellos no son.
Realmente, encuentro un placer inefable e infinito en no ser
Capaz de encontrarlo. Así que, incluso si tú eres una mera maldición,
Que mayormente no eres, confío en ti más que en mí mismo.
O eso me digo, en un extraño silencio, mientras lucho por encontrar
El siguiente punto de apoyo infinitesimal, mientras mis cuatro pies partidos
No están simplemente en orden, ni para este lugar ni para donde quiero ir.
Como sabes, los alpinistas son realmente pésimos actores
De melodrama. Cualquier cosa que me recuerde a la
Montaña, un lugar empinado para escalar, es música para mis oídos.
XX
Mente que gira en espiral, náufraga sobre este mar oscuro;
Corazón dorado hundiéndose profundamente en la infinidad sin nombre,
Todo está perdido, y ahora, casi tristemente, no hay nada que temer.
Muy querida y no querida ha sido esta vida. ¿Y qué decir?
Hablar de ello me pone enfermo; sin embargo, el silencio
Sobrehumano es demasiado sublime para no hablar de él.
El universo sería insoportable si fuese real,
Si fuese algo más que la escena de un crimen,
Un lugar donde resolver el último misterio del primer nacimiento.
La imposibilidad absolutamente demencial de lograrlo, aplasta mi cráneo
En el polvo de soles y amarga mi canción con tonos negruzcos.
Pero yo sé lo que está pasando, que no soy yo el que habla.
En la oscuridad, en la nada de la luz ausente, eso
Que cedió a la tentación de existir y la llamó don,
Ha crecido en la cueva del ahora, hasta convertirse en un gran gusano devorador de estrellas.
Retorciéndose inexorablemente más allá de cualquier autolimitación,
Esta serpiente se consumirá a sí misma en una espiral sin fin
Hasta que la única cosa que quede sea lo inefable, lo puro.
En el pensamiento de la curva de tu sonrisa el flotante
Cosmos entero está siendo devorado frente a mis ojos.
En este pensamiento, estoy extremadamente feliz de estar allí.
XXI
Reclinar mi cabeza en el pecho de los santos, soltar
Tu cuerpo con el de ellos, respirar sus suspiros en el
Corazón de uno y con los propios ojos recibir sus lágrimas.
Caer en catacumbas de amigos, pudrirse dulcemente
Juntos en una masa fragante, ser decapitados
En la gentil compañía de pocos compañeros.
Inhalar el incienso de tu candente cadáver
Beber el vino caliente de nuestra sangre, encontrarse
Uno mismo sobre una última comida de carne de corazón humano.
No acabar nunca de ser consumido por el interminable
Exceso de tu propia hambre, permanecer como alguien
Borracho para siempre con el vino de lo invisible.
Vociferar como alguien poseído, deshonrar
A todos con la cegadora castidad
De nuestra propia maravillosa desnudez.
Retorcer el espacio-tiempo alrededor de este cuerpo,
Devanar tu propio cordón umbilical,
Y acelerar la contrición final.
Flotar en la nube del no conocimiento
Luchar con esta ciega nada,
Reclinar la cabeza de uno en el pecho de un santo.
XXII
Ayer ha pasado y mañana también. No queda
Tiempo para nosotros: esto es lo que sé. Es lo que veo con claridad
A la luz de la luna, poniéndose esta mañana más allá de la ventana.
Todo está allí fuera en calma, sin historia por unos pocos minutos
Carentes de testigos. Gracias a Dios, la gente no puede evitar
Dormir, ni optar por salir de su insomnio enfermizo.
Yo deseo que un sueño más grande caiga aún sobre el planeta,
Volviendo la tierra azul en una vasta tumba flotante de sueños,
Tan profundos, que el despertar induzca una permanente amnesia.
Entonces, podríamos haber terminado con toda posesión y mendicidad,
Con la idiocia rampante de quienes protestan y de policías,
Todo el mal terrorista inevitable de los creadores de dioses.
Entonces el poeta y el filósofo podrán matarse libremente uno al otro
Y una espiral de guerra final más gloriosa pasará por
Senderos de caridad violenta más allá de las esferas.
Por ahora, en algún lugar ahí fuera tú también estás durmiendo,
Haciendo caso omiso de mis tempranos pensamientos. O quizás no lo estás,
Sino que te mantienes despierto como yo, perdiendo la vida en una contemplación sin sentido.
Estés donde estés, espero que tu felicidad sea más grande
Que la mía. Al menos esto me da algo a lo que aferrarme
En la enormidad sin sentido e ilimitada del tiempo inexistente.
XXIII
Hoy estarás conmigo en el paraíso que supone no
Haber nunca sido. Hoy elevamos nuestra cruz,
Tomando el sol por tres negras horas en el réquiem de las esferas.
No preguntes qué estamos haciendo aquí. No busques más el porqué.
Cualquier iluminación que necesitemos la proporcionan las estrellas,
Que azotando y golpeando se disparan en nuestras cabezas.
Como muriendo del susto antes de asestar el golpe final,
Así morimos nosotros de alegría, saltando de horror fuera de nosotros mismos,
Antes de entrar de nuevo en el encierro absoluto.
De nosotros fluye más que sangre, sudor y lágrimas.
De nuestros tres ombligos brota un nuevo cuarto mundo
Fuera de la materia-vida-pensamiento, por encima del recuento del tiempo.
Habiendo visto la irreparable equivocación de todas las cosas;
Habiendo conocido que no hay nada que hacer para remediarla,
Comprendemos de una vez, que no hay absolutamente nada que temer.
¡Ayer, estábamos tan locos como tú; pensando
Que teníamos que pararnos! Que dicha verse retorcido alrededor
Del punto vacío, ser un gancho del que todo pende.
Hoy, estaré contigo en el paraíso que supone no
Haber nunca sido. Allí jugaremos sobre las cruces,
Como pájaros que arrancan los dulces ojos de Dios.
XXIV
Ahora que has nacido como ser humano y que sabes cómo andar,
Es hora de ver que tú eres un árbol a revés,
Y en absoluto un hombre, y que morirás sin sembrar.
Cava un agujero en la tierra entera, y hazlo enorme.
Salta como un pájaro en el aire y con nueva ligereza
Vuélvete en la cúspide de tu salto para sumergirte de cabeza.
Conduce tu cabeza hacia el centro de la tierra. Cae de cabeza
Hacia el centro de este lodazal profundo y obsceno, de este barro
Que pesa como la piedra. Asegúrate de que taponas todos los agujeros.
Asegúrate de que el lodo negro sella tus ojos y llena tu
Boca. Cae con tal pesadez que la tierra entre realmente en tus pequeñas orejas
Y las serpientes se hundan en tus fosas nasales sobrecargadas.
Cubre totalmente y endurece tu cabeza en la tierra. Pégate
A la tierra con tu pesada y dura cabeza. Deja que este enfrentamiento
Con la oscuridad total de la tierra te vuelva loco. Entierra tu cerebro.
Ahora, déjate colgar por el cuello del planeta. Deja
Que cualquiera y cualquier cosa haga lo que quiera con tu cuerpo
Suspendido, sin rechistar, hagan lo que hagan.
Observa en la absoluta ceguera cómo tu cuerpo entero crece
Más allá de este mundo. Observa cómo de tu cabello brotan raíces
Que van a todas partes y que no tienen nada que ver contigo.
XXV
Carámbanos de fuego de nuestros suspiros van derritiéndose lentamente en lágrimas —
Otro orden de llanto totalmente desconocido en este mundo,
Otro orden de mundo totalmente desconocido en nuestro llanto.
Cuevas del cosmos cristalino peregrinan ahora dentro de ellas mismas
Como niños extraviados. Todas las eventuales tragedias lloran aquí dentro
La intensa no-existencia — masacre instantánea de todos los porqués.
Las uñas que perforan mis palmas tienen más miedo que yo.
El eclipse de nuestras pupilas acelera una especie de terremoto
De las esferas. Todos los santos salen de sus tumbas y se desmayan.
Lo que nunca he sido yo, ha esperado esto todo el tiempo.
Mi felicidad de que esto esté ocurriendo por mí, no habiendo nunca
Pasado, se multiplica eterna e infinitamente.
No solo intuyo cómo es esto para ti, no solo lo veo.
El no pensarlo directamente, apunta todo en esa dirección,
Perfumando el espacio mismo con una dulzura inequívoca.
¿Habría podido ser jamás de otra manera? ¿Cómo puede
Cualquier cosa no saber cualquier cosa sobre todo aquello
Que nos está ocurriendo en un momento a ti y a mí?
Sin hundirme en el terrible pozo de la alabanza, proclamo
A todas las estrellas moribundas la absoluta y perversa ineficacia
De algo que intentase pronunciar alguna vez tu nombre.
XXVI
Resulta extraño el inquebrantable sentimiento de que estás en mi cuerpo.
Es raro que esta separación esté produciendo una unión tan dulce.
Resulta extraño que nadie me hablase nunca de esa distancia en tu piel.
Otros recorren el mundo entero, perdiendo tiempo intentando contactar,
Pretendiendo ocupar el lugar, mientras que nosotros, aturdidos por nada,
Nos ponemos en constante lucha y jugamos a ciegas.
El nudo en mi garganta, empezó a crecer cuando tocaste
Esa bella canción que ha engullido todo el hedor del hombre,
Componiendo la vida misma en un globo oscuro e interminable.
Limpia esos pies con un puro contemptus mundi, que
No tiene nada que ver en absoluto con nosotros, los inexistentes,
Que ahora jugamos en la espuma pura y en el salado navegar de la indiferencia.
Estoy deseando que llegue el día en que el mundo nos pregunte
Qué sucedió. Y me destroza desear ser
Entonces incluso más ridículamente incapaz de contestar.
El silencio que he aprendido de tus oídos es como un pequeño
Insecto que vive ahora en mi corazón, atrapado en un cosmos
Más y más supercaótico, más seguro de sí mismo a cada instante.
Hoy sucederá otra vez algo nuevo. Como si me importase.
Como si nos preocupase lo más mínimo cualquier cosa
Que sucede en este universo, en este inquisitorial vacío.
XXVII
La intolerable cacofonía del mundo ha comenzado de nuevo.
Es primavera, y ahora, como el inverno fue tan eterno,
Nadie se recuperará de esta loca música del soleado lamento.
Deja que los lamentos de los gorriones grises separen las siete
Esferas, deja que los rayos tractores de suspiros líticos atraigan a Dios a
La tierra en fugas multivolumen de una pieza para órgano telúrico.
Nada puede sobrevivir a este canto — un apocalipsis vernal
Que derrite rostros con ojo eléctrico, convirtiendo todas las mentes
En pulpa afectiva, en la total grandeza de su mirada.
No necesitas levantar demasiado tus fláccidos párpados para ver
Que el cosmos entero está totalmente loco, por no mencionar
El mundo humano, que nunca tuvo una mente que perder.
No necesitas ponerte a escuchar mucho rato para saber para siempre
Que no hay nadie ahí. La simple forma en que todo habla, lo delata todo,
Mostrando que cada entidad no es más que miedo.
No necesitas pensar mucho sobre la individuación,
Para percibir que nada nació jamás, y para captar el tiempo
De la vida como una única conspiración masiva e incognoscible.
Cómo conturba mi corazón considerar luego de dónde
Viene toda esta música, y pensar con la silenciosa luz de las estrellas
Muerta hace mucho tiempo, ¿de dónde viene este sonido terrible?
XXVIII
Un pelotón de fusilamiento de todos los místicos que hayan vivido apunta
A la cabeza de cualquiera que piense en malinterpretar
Nuestro libro, o que imagine que este texto es algo para ellos.
Mi secreto personal, mi secreto personal — ay, soy yo.
Porque toda la tristeza del mundo no es nada, nada
Comparada con el dolor que sufrirán los ingenios curiosos si se entrometen.
Tu vanidad es abominable, querido lector, ser despreciado
Incluso más que tú mismo, más que el mundo entero,
Que no entenderá jamás nada de tu amor.
Deja de imaginar mi inteligibilidad para ti, para de intentar
Salir de las tinieblas, de la vasta melodía imposible de iluminar de la noche,
Ocultando la visión del cadáver de este mundo.
Si no has experimentado nunca esta perfecta tristeza
De la que hablo, al menos eso es motivo de una pena
Menor, de una especie por la que deberías llorar.
Si no has tenido jamás noticia de esta clase de sufrimiento por el que yo
Estoy muriendo y deseas morir por todo lo demás, tapa tus oídos
Y sal de aquí corriendo, gritando de terror, tan rápido como puedas.
Cualquiera que tenga el descaro de asumir que tengo que ver algo
Con ellos, perecerá espontáneamente. El nombre de cualquiera
Que altere un solo átomo de mi suspiro será desde ahora condenado de por vida.
XXIX
Ya que dejamos de matarnos, algo más
Tenía que hacerlo por nosotros. Desde que fallé en numerar mis suspiros,
Alguien ha llegado y me llama para retomar la cuenta.
Ahora un hombre que no hemos buscado está aquí, alzándose de repente erguido
Detrás de tu esqueleto, conminándome a inclinar mi cabeza ante nadie
Así que esta espada desplegará más fácilmente el golpe final.
¡Doblad el cuello, nobles míos, mis amadas aristocracias!
Levantaos humildemente con amor, de modo que vuestros orgullosos blasones
Se posen como una bandada de aves desconcertadas en este polvo.
No te quedes ni un segundo más en esta orilla. Que no
Pase ni un suspiro más antes de que nos saludemos uno
Al otro como antes, con viejas voces que se alzan de nuevos cuerpos.
No te cuides de mí. No es que busque más vida,
Sino solo que, dentro de tres días, escape alguno o no,
Ninguno de nosotros será él mismo ni cualquier otro.
Llega el tiempo en que devolveré todo el oro a los ladrones,
A los corazones prometeicos que robaron el tesoro real,
Exhalando este espíritu con un susurro desde la prisión de mis suspiros.
Ya que dejamos de matarnos ayer, ahora, hoy,
Lo estamos haciendo. No es alegría, pero no puedo concebir a nadie
Más elevado que este estar embarazado con la muerte del nacimiento.
XXX
Una santa no debe morir sin primero silenciarlo todo
Dentro de sí misma. Sin que ningún sol poniente encuentre jamás su reflexión
En sus heladas lágrimas. Sus ojos lavan el espacio y el tiempo.
Como sus lágrimas borran el tiempo del espacio, así sus suspiros deshacen
El espacio del tiempo, abandonando al asombroso sol de su cara
A través del cual lo invisible no puede dejar de brillar por sí mismo.
Querría haber nacido en otra era para ser el confesor de la santa,
Y oír el estilo del latido del corazón y hacer de escriba de sus suspiros.
No para aprender el secreto, sino simplemente cómo vivir y morir.
Solo los santos nacen. El resto de nosotros nunca estuvimos
Aquí. Alza la vista, y mira cómo casi todos se han rendido,
Vendiendo la experiencia a cambio de sueño y abandonando sus vidas.
¿Quién nada con ellos por el monstruoso abismo de la caridad,
Y recorre las remotas velocidades perdidas de su insomne nostalgia?
¿Quién puede seguir al menos su ciega aceleración?
Sin su ayuda, lo mejor de ti no es más que otro camino
Para repetirte a sí mismo, solo otro día de sellar tu destino:
Morir mientras se duerme, sin haber conocido jamás la verdad.
Arroja tus lágrimas y dispara tus suspiros a los pies de la santa.
Deja que tu cabello ascienda hasta su altura. La oportunidad es buena,
Ella no escuchará, pues su estado es elevado, más allá de los mundos.
XXXI
Una vez… Una vez, después de que la luz diurna expiró y los hombres recordaron olvidar
Sus cuitas en el sueño, dejé la casa de mi padre, y, a la luz de la luna,
Me encaminé por un sendero donde había visto una cabra montesa…
Era una cabra pequeña y negra; parecía demasiado crecida para su edad,
Sobre la escarpada cúspide de un picacho muy empinado y rocoso.
¡Qué encantadora estaba, allí sola, cerca del cielo azul, recortándose en el brillante sol!
Esta noche vuelvo aquí, donde la vi. No puedo esperar
A ver si quiero verla, observar los secretos de su juego
Lunar, conocer mi deleite total en esta cita asimétrica.
¡Y de repente, hela aquí! Justo ante mí, en el sendero planteado
Y desnudo, rogándome que la persiguiera, sorprendido, montaña arriba.
Y sigo sin aliento el signo seguro de su oscura cola brillante.
Hasta que algo hace que mi gamuza se vuelva rápidamente
Y corra hacia mí, con saltos de estampida. Asustado me echo
A un lado, solo para ver cómo pisotea allí donde yo estaba — ¡Una serpiente!
Ahora, fuera de mi y excitado por la alegría, casi fluye casi un líquido metal
Hacia abajo, ella me persigue siguiéndole hacia lo alto del monte.
No puedo creer en la fortuna de nuestro jugar juntos aquí.
¿Cómo es que no lo encuentro en la cumbre? Solo una línea
De sangre —mirabile dictu— en su cabeza cortada. Nada
Mató a mi capra neagră. Con su pálida cara al amanecer,
Soy libre para no volver jamás.
* * *
[CONTRAPORTADA]
Los Cantos para los abatidos del Pseudo-Leopardi, traducidos aquí por vez primera del original rumano, son una expiración sin aliento de los imposibles deseos pésimo-místicos por el más allá inmanente. En una secuencia de treinta y un versos que canalizan los espíritus de Cioran, Dante, y del poeta epónimo, los Cantos dan testimonio del sinsentido de la vida, de la necesidad de ser decapitado y del amor de los santos. Se trata de una visión intoxicada y carente de compromiso: tu nombre, /que altera un átomo de mi suspiro, es ahora herido de por vida.
“Desde las Veladas, publicadas en 1804 bajo el seudónimo de Buenaventura, atribuidas a menudo a un romántico alemán, pero de todavía discutible identidad, aquí aparece el libro Cantos para los abatidos. Escritos también por una mano desconocida, uno se empapa de una filosofía y poesía de tono apocalípticos, rivalizando con su predecesor tanto en misterio como en melancolía. Al mismo tiempo que los autores de estas obras rasgan la máscara de la cara oscura de la comedia inhumana, practican un temerario ingenio, que hace la negrura de nuestras vidas aún más oscura. Los Cantos para los abatidos en particular, fluyen con horripilantes presuncione,s que se vacían en un océano de lágrimas, ahogando finalmente a su lector, lejos de la vista de la tierra, del hogar y de la esperanza”. — Thomas Ligotti
“Como su tocayo por declamatio, el autor de los Cantos para los abatidos ha logrado condensar todas las aflicciones humanas en una solitaria fusión de desesperación, una miseria con dientes suficientes para morder la mano de cualquier nesciente y conciliadora ilusión. Y para apuntar aún su ennui carente de aliento, casi estrangulado (“ahogando en el aire” incluso su propio suspiro), ahí está el resuelto y despiadado asunto amoroso que fue mal, los afectos irrecuperables, los crudos sentimientos del interminable desprecio del mundo; siendo todo una mentira, una sinfonía necrófila vaciada por un corazón hecho cenizas, un corazón que trepa como un sacacorchos por la columna vertebral para morir dentro de un cerebro”. — Gary J. Shipley
“Los Cantos del Pseudo-Leopardi exhalan un espíritu de ennegrecido sufismo occidental, que convertirá tu cabeza en una espiral.” — Pir Izbal, el Empalado
“Desde las enfurecidas entrañas de un cuaderno olvidado, llegan estos Cantos para los abatidos. Estos poemas no describan nada y lo promulgan todo — son letanías de un rechazo solar en descomposición”. — Rasu-Yong Tugen, Baronesa de Tristeombre.
Recientemente, en un mensaje intercambiado el pasado día 27-10-20, el profesor Piercarlo Necchi, anteriormente citado, me ha hecho partícipe de su propuesta interpretativa, en relación con la posible autoría de este pequeño y misterioso poemario; la transcribo sin enmendar una coma de la misma, y, por supuesto en su bello idioma original:
"Piercarlo Necchi
L’enigma dei “Canti per gli abbattuti” dello Pseudo-Leopardi
1. Scoperta.
Quasi esattamente tre settimane fa, in una lettera del 4 ottobre (dunque all’inizio del mese X dell’anno I della Grande Pandemia e del maelstrom in cui stiamo vorticando e affondando in questi giorni ancora una volta horribiles), il mio amico Manuel Pérez Cornejo, Viator – docente di filosofia al Liceo “Lope de Vega” di Madrid e importante studioso spagnolo del pessimismo tedesco dell’Ottocento e di pensatori come Schopenhauer, Von Hartmann, Mainlaender e Bahnsen – mi scrisse di aver casualmente scoperto navigando (o naufragando?) nella Rete l’esistenza di uno strano piccolo libro attribuito a un misterioso Pseudo-Leopardi e intitolato Cantos for the Crestfallen, che in italiano significa: Canti per gli abbattuti. Questa cosa, in quanto membri del Keiron-Club (il Circolo del Peggio), ha finito ovviamente per mandarci in fissa, al punto che il mio amico non ha resistito alla tentazione di tentare una traduzione spagnola del testo che ora si può leggere nel suo blog al seguente indirizzo:
Dal momento che, sempre navigando-naufragando nella Rete, a parte i soliti link ai siti di vendita dei libri on line, non si trova alcun altro riferimento in italiano a questa storia (il che, in un mondo iper-connesso e “rizomatico” come il nostro, suona strano), ne do notizia qui. Ponendo anche e soprattutto una domanda: c’è qualcuno là fuori che ne sa qualcosa (di più)?
2. Lo stato delle cose.
Il libro - che nella sua edizione originale in lingua inglese si può leggere (legittimamente, come pare) anche in
- è dunque attribuito a un misterioso Pseudo-Leopardi ed è intitolato Cantos for the Crestfallen. Risulta pubblicato, senza luogo e senza data di edizione, dall’editore gnOme e tradotto in inglese dall’originale rumeno da A. Necrezută, F. Pilastru & I. Imaculată. In una breve nota introduttiva, si dice che il testo di cui si pubblica la traduzione è basato su un presunto manoscritto rumeno, recentemente scoperto a Brasov. Rifacendosi al principio filologico della “lectio difficilior potior”, si prosegue sostenendo che tale manoscritto contiene i trentuno componimenti poetici dei cosiddetti Taccuini di Bologna, che sarebbero appunto firmati “Pseudo-Leopardi”. Per tale attribuzione, si fa poi riferimento alla “teoria” di un certo professor Enzo Tessaro, secondo la quale i Taccuini di Bologna sarebbero l’opera di uno studente rumeno che avrebbe compiuto i suoi studi universitari in Italia. La nota si conclude affermando che, mentre nel manoscritto rumeno (ora conservato negli archivi del “Biroul de Filosofie Muzicală” di Bucarest) mancano sia il titolo sia l’autore, la "versione italiana" (dunque, come sembra, i Taccuini di Bologna) risulterebbe firmata dallo “Pseudo-Leopardi”. Seguono poi alcune stravaganze, come il colophon del presunto manoscritto rumeno con i suoi evidenti inserti danteschi (“AMOR, mai mult român decât ROMA, me fecit. Fecemi la divina podestate, La somma sapïenza e ‘l primo amore … Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate. Fericirea noastră, a modernilor, este că ne-am descoperit infernal în suflet. A FI (esse) + Tau (tristitia) = FIAT. III + I) e la riproduzione di un disegno (probabilmente opera di “un’altra mano”), che raffigura una capra alla sommità di un una spirale e che si troverebbe alla fine del manoscritto. Un bel rompicapo, non c’è che dire. Trentuno testi poetici del più cupo pessimismo-nichilismo, provenienti da alcuni Taccuini di Bologna firmati Pseudo-Leopardi (in italiano, ma dei quali non c’è traccia), un manoscritto in rumeno che tradurrebbe i taccuini (ma non firmato) conservato in un borgesiano “biroul” di filosofia musicale e, infine, la traduzione in inglese presentata nel volume pubblicato.
3. Ipotesi
Interrogandoci sull’origine e la natura di questo libro e tenendo ben fermo che mai i traduttori-curatori di questi Canti per gli abbattuti osano anche soltanto approssimarsi ad attribuire questi versi al Giacomo Leopardi ortononimo (il quale, pure, soggiornò effettivamente a Bologna per più di un anno tra il 1825 e il 1826 e dove, tra il 19 e il 22 aprile 1826, scrisse il tremendo frammento dello Zibaldone che incomincia con “Tutto è male” e si conclude con l’immagine del giardino “in istato di souffrance” in cui tutto, senza eccezione, soffre), io e il mio amico madrileno abbiamo pressoché immediatamente convenuto che quello che ci era capitato tra le mani era il classico gioco-scherzo letterario del manoscritto apocrifo ritrovato.
Se ben congegnato e riuscito non è il caso, qui, di giudicare.
Tutto il marchingegno architettato per spiegare la provenienza di questi testi spinge infatti quasi intenzionalmente in questa direzione. A questo punto, mentre il professor Pérez Cornejo si sprofondava nella traduzione in spagnolo del libro, io cominciavo ad incistarmi per mettere insieme alcuni indizi e per giungere poi a un’ipotesi sulla possibile origine del testo.
Eccoli:
i) L’editore. Alla fine del volume, si trova una pagina dove l’Editore si presenta in questo modo: “gnOme is a secret press specializing in the publication of anonymous, pseudepigraphical, and apocryphal works from the past, present, and future. (…) gnOme is acephalic. All profits from print sales go to the writers”. Oltre all'evocazione della “segretezza”, vengono esplicitamente indicati come “specialità” delle edizioni gnOme le opere anonime, pseudoepigrafe o apocrife di ogni tempo;
ii) I traduttori. Si rileggano e si riascoltino attentamente i loro cognomi: Necrezută, Pilastru e Imaculată. Il primo significa "Incredibile", il secondo "Pilastro", il terzo "Immacolato". Insieme, questa triade forma l’espressione “incredibile pilastro immacolato”. Un “incredibile pilastro immacolato”: è vero che c’è chi crede alle coincidenze, ma questa trinità sembra fin troppo significativa per essere casuale;
iii) Il “professor Enzo Tessaro”. Nella nota introduttiva, l’unica autorità “accademica” citata in relazione ai Taccuini di Bologna e al misterioso studente rumeno (lo Pseudo-Leopardi, appunto) è il “professor Enzo Tessaro”. Ora, è possibile che nella Rete non compaia un solo riferimento a uno scholar italiano (uno studioso di letteratura, un cosiddetto "italianista", uno specialista di Leopardi e di cose leopardiane) portante questo nome? In ogni caso, se un “professor Tessaro” dovesse realmente esistere, lo prego cortesemente di battere un colpo. Ne ascolterò con attenzione estrema la lezione;
iiii) I giudizi nella quarta di copertina. Come è usuale nei libri pubblicati nel mondo anglo-sassone, nella quarta di copertina vengono spesso riportati i giudizi sul libro da parte di altri scrittori, meglio se famosi o molto famosi. Nella quarta di copertina dei Cantos for the Crestfallen, i giudizi riportati sono quelli dei seguenti autori: lo scrittore americano di racconti horror e weird Thomas Ligotti (che, come Privat-Denker, ha espresso il suo pessimismo radicale nel saggio La cospirazione contro la razza umana (2010), Il saggiatore, Milano, 2016 e che è stato portato alla fama per aver ispirato la “metafisica influente” della fortunatissima serie televisiva True Detective / 1); un certo Gary J. Shipley (del quale non so nulla, ma che è autore o coautore di libri, i titoli dei quali parlano da sé: Dreams of amputation, Necrology, Serial Killing: a Philosophical Antology, Cript(o)spasm e altri); Pir Iqbal the Impaled e Rasu-Yong Tugen, Baroness de Tristeombre. Ora, mentre Ligotti (che nel suo giudizio si spinge a evocare le misteriose Veglie di Bonaventura, un testo profondamente “negativo” di epoca romantica, che qualcuno volle attribuire al filosofo Schelling e all’episodio maliconico-depressivo che lo colpì) è reale e vivente e ha certamente a che fare con la Stimmung pessimistico-nichilista dei Cantos (al punto che il professor Pérez Cornejo ha per un momento visto spuntare da dietro questo scherzo la perturbante ombra dello scrittore americano) e lo stesso Shipley appartengono senz’altro a un miliéu di passioni e ragioni assolutamente consonanti con quelle dello Pseudo-Leopardi -, Pir Iqbal the Impaled e Rasu-Yong Tugen, Baroness de Tristeombre appaiono manifestamente come i nomi fantastici (e un po’ kitsch) di irreali figure di torturati e abbattuti dalla tristezza. Di “crestfallen” appunto.
A questo punto, giudichi il lettore di questa notizia il peso e il valore di questi indizi.
Posto dunque che i Cantos for the Crestfallen siano un testo apocrifo molto probabilmente confezionato da un cosiddetto “collettivo di scrittura” celato dietro la triadica maschera dei traduttori, dove potrebbe essere stata concepita questa idea? Il libro pubblicato è in inglese e non è impossibile che la sua origine si trovi in un certo mondo filosofico e letterario anglosassone (quello di Thomas Ligotti – appunto – ma anche di filosofi e pensatori come Mark Fischer, l’autore suicida di The Weird and the Eerie, Eugene Thacker, autore della Horror of Philosophy Trilogy e di Ray Brassier che, in epigrafe al suo monumentale Nihil Unbound. Enlightenment and Extinction, cita nientemeno che una frase di Ligotti). Un mondo che, ultimamente, mostra la tendenza evidente, non solo a contaminare i territori del filosofico e con quelli dell'horror metafisico, ma che solo da pochi anni ha anche potuto leggere la prima traduzione integrale in inglese dello Zibaldone di Leopardi, scoprendo – nello stesso istante – di trovarsi al cospetto non solo del sommo poeta, ma anche di uno dei maggiori pensatori in assoluto del XIX secolo.
Sia come sia, come non sono mai esistiti i Taccuini di Bologna, così molto probabilmente non è mai esistito il manoscritto rumeno con la trascrizione dei Cantos ritrovato a Brasov e ora conservato nel “Biroul” di Bucarest (del quale, nel frattempo, non ho trovato nessuna traccia evidente in Rete).
La pista rumena non è però insignificante.
Al contrario, essa conduce nella galassia implosa che precipita verso il buco nero di un solo nome: Cioran.
Che siano inglesi, americani o veramente rumeni, gli autori apocrifi di questi testi sono chiaramente degli spiriti cioraniani che, forse per sconfiggere un micidiale momento di noia mortale o forse per consolarsi poeticamente dall’abbattimento in cui erano caduti durante il lockdown della maledetta primavera scorsa, hanno giocato la carta di questa messinscena letteraria.
Inoltrandosi per questo sentiero s’incontrano infatti alcuni Wegmarken (segnavia):
i) Il “pensatore privato” radicalmente pessimista e negativo E. M. Cioran, anche se visse gran parte della sua vita a Parigi, era rumeno e nel 1936 fu un disastroso professore di filosofia al Liceo di Brasov, dove si tramanda che insegnasse piccole verità come “la vie reussit aux cancres” et similia. L’idea del manoscritto di Brasov potrebbe venire da questo momento della vita di Cioran;
ii) Uno degli scritti di Cioran è il famoso Taccuino di Talamanca, scritto a Ibiza nell’estate del 1966, in giorni di profondissimo abbattimento e sull’orlo del crollo totale. L’idea dei Taccuini di Bologna potrebbe aver trovato qui la sua fonte;
iii) Il titolo di una delle opere rumene di Cioran è Breviario dei vinti, scritto tra il 1941 e il 1944. Il titolo Canti per gli abbattuti lo fa venire spontaneamente in mente e, in ogni caso, se Cioran avesse scritto poesie, sarebbe stato il titolo perfetto per un suo libro di versi.
Anche di questi “segni” giudichi il lettore.
Quanto al contenuto dei trentuno testi poetici che compongono la raccolta (e che ho letto con notevoli difficoltà nell’originale inglese con a fianco la versione spagnola), concordo con il giudizio sobrio e preciso che ne dà il professor Pérez Cornejo nella breve presentazione della sua traduzione: “estos versos – scrive – representan un magnìfico exponente del màs acerbo y desperado nihilismo, y, aunque no llgan ni de lejos a alcanzar la altura del las poesias de vate de Recanati, sin duda merecen ser leìdos por todo aquellos che sientan interés por el pesimismo” (mi scuso per gli accenti spagnoli sbagliati: errore mio, che con la tastiera del computer sono una capra, anche se non esattamente alla sommità di una spirale). E come mi ha scritto in una delle lettere che ci siamo scambiati su questo affaire, particolarmente riuscito gli è sembrato “lo sforzo fatto dall’autore per descrivere l’assurdo dell’esistenza umana attraverso predicati contrapposti”.
Da parte mia, aggiungerò soltanto che i Canti per gli abbattuti rientrano a pieno titolo – fino a costituire una sorta di “crestomazia” – nella Stimmung di un pensiero rotto a tutte le negatività e a tutte le negazioni (sia nella versione del pessimismo sia in quella del nichilismo, anche se ritengo che tali posture filosofiche debbano esser mantenute distinte).
Il testo dà spesso l’impressione di essere quasi un collage dell'intera costellazione di concetti, immagini, metafore ecc. "negativi", nei quali tali forme di pensiero trovano la loro espressione. Non è difficile, per il conoscitore, ritrovarvi anche una serie di cripto-citazioni o rinvii inter-testuali abbastanza evidenti: dall'assioma pessimista sul "meglio” del non-essere a un esasperato senso del "peggio" e del "peggiore dei peggiori mondi possibili" (in una sorta di fuga esponenziale del rovesciamento schopenhaueriano dell’ottimismo metafisico di Leibniz); dal senso onnipervasivo della morte e del nulla all’evocazione della "luna" muta (che fa segno senz’altro a quella del Canto notturno di un pastore errante per l'Asia del Leopardi vero). Ma gli esempi si potrebbero moltiplicare.
In questo quadro, la "matrice" dominante di questi versi mi sembra però ancora una volta essere quella cioraniana. In particolare, quella dei libri rumeni del primo Cioran, dove l'elemento “lirico" era chiaramente dominante e tendeva quasi a debordare rispetto al piano del philosophicum (a partire dal suo primo libro Al culmine della disperazione del 1934, ma anche in un testo come il già citato Breviario dei vinti). In particolare, nei Cantos, si ritrova la tendenza ad esprimere stati e condizioni soggettivi attraverso aggettivi concettuali-astratti, ma soprattutto attraverso rimandi a stati cosmologici (il cielo, il sole, le stelle, che sono sempre vuoti, spenti, nere, mute, piangenti, cadenti, implodenti ecc.). Ma nello spirito della “maliconia valacca” di Cioran – oltre al pullulare del cadavere, del teschio e delle ossa come “correlativi oggettivi” della vanitas più radicale – è anche il continuo riferimento ai "santi" (il secondo libro pubblicato da Cioran nel 1937 si intitolava Lacrime e santi). E, più in generale, il vago sentore mistico che attraversa tutta l’opera, come nell’evocazione della “nube della non-conoscenza” dell’omonimo trattato di un anonimo mistico del Trecento inglese (The cloud of unknowing). E, anche per questo aspetto, che Cioran abbia civettato con la mistica e i mistici per tutta la vita, come in un moto inarrestabile di attrazione e repulsione, è notorio.
Questo è quello che mi è venuto in mente leggendo (male) questi versi.
Ma sono soltanto le ipotesi e le impressione di un semplice Lector (come mi chiama il mio amico Viator).
Ed è per questo che la finisco, tornando a domandare: c’è qualcuno là fuori che ne sa qualcosa (di più)?
Il desiderio di sapere è un brutto vizio.
Pc N
Ottobre 2020"
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