Filosofía ontofóbica: Mainländer y el Black Metal & Jacobo Gómez Morais
En este país nuestro que nos ha tocado padecer, cualquier aventura intelectual está condenada, como mucho, a pasar desapercibida. Pocos saben que, desde 2010, aproximadamente, la filosofía pesimista de Schopenhauer, Cioran y sobre todo Philipp Mainländer está teniendo una interesantísima recepción entre un grupo de excelentes (y muchas veces cáusticos) filósofos gallegos. Se trata de lo que ellos llaman filosofía misóntica, filosofía ontofóbica o filosofía anti-cósmica, cuyos principales representantes son Hugo Pereira, Jorge López-Sarry y, principalmente, Jacobo Gómez Morais, con sus libros Ontofobia y voluntad de muerte: tratado anti-cósmico y Entre la sombra y el abismo (Edizer, Compostela, 2014 y 15, respectivamente).
Aunque, como señala Morais, el término “ontofobia” lo utiliza por vez primera Ortega y Gasset[1], para referirse al rechazo de Kant a enfrentarse al noúmeno, al ser en sí, limitándose al mundo de los fenómenos, la filosofía ontofóbica o misóntica se inspira directamente en las teorías del filósofo mexicano Óscar de la Borbolla, Schopenhauer, Cioran, y, como he dicho, Mainländer, al que Morais considera “el primer ontofóbico de la historia”[2]. La filosofía ontofóbica sostiene un nihilismo absoluto, consumado y orgulloso de sí mismo, por considerar que es la única filosofía realmente libre[3], ya que sólo los nihilistas buscan romper las cadenas que nos atan a la cárcel más terrible y asfixiante: la "cárcel del ser". Para los filósofos misónticos, la nada es el a priori ontológico, y el problema lo plantea el ser, cuya existencia es absolutamente irracional e injustificable. Opuestos a la posmodernidad, a la que tachan de frívola (¡bravo, ya era hora de que alguien dijese la verdad!), los filósofos misónticos creen que el verdadero problema metafísico, como afirmaba Heidegger, es por qué existe el ser en vez de la nada. Pero este problema es insoluble, y por eso el ser, con su carácter gratuito y el dolor que provoca, representa la oscuridad y el Mal absoluto. El filósofo misóntico siente aversión o fobia hacia el ser, e igual que Mainländer, valora la voluntad de morir, porque es el impulso que nos permite retornar a la libertad del no-ser, de la nada. Sin embargo, la propuesta de los filósofos misónticos es aún más escéptica y radical que la de Mainländer, porque consideran posible que la muerte física no signifique el final del ser: éste podría ser eterno, y el Mal prolongarse eternamente. La única liberación de la “fatalidad del ser” sería la Muerte Total, la “conclusión cósmica definitiva”[4], el no-ser absoluto, pero no está nada claro que ese estado pueda llegar a alcanzarse[5]. De ahí que consideren que la propuesta de Mainländer es consoladora, pero peca aún de cierto “optimismo”. A título de curiosidad, hay que mencionar la influencia que ha tenido la filosofía de Mainländer y la teoría ontofóbica de Jacobo Morais en el ámbito de la música rock hispana, en concreto sobre el movimiento Black Metal, dentro del cual hay que incluir a la banda zaragozana Empty, fundada en 1995. Sus temas, cantados en inglés, giran en torno a conceptos como “Emptiness, Despair, Solitude and Negativity”. Han publicado siete álbumes, con títulos tan “mainländerianos” como Eternal Cycle of Decay (2000), The Sense of No Being (2009), Invocations from the innominated void (2010) y, sobre todo, Etica profana Negativa (2014).
Su portavoz, el bajista y vocalista Drizz Sarnadt, afirma que la música de Empty se inspira directamente en la filosofía de los “grandes pensadores negativos”, como Cioran y Mainländer, y dice que la Filosofía de la redención constituye el punto central de su actividad musical, por su conclusión de que “la no existencia es mejor que la existencia”. El grupo se ve como el “heraldo de la negatividad”, y su propósito es “representar el lado más negativo y funesto de la vida real”[6], puesto que sólo el arte, y especialmente la música, puede expresar el Mal absoluto del ser, y puede hacerlo tanto mejor cuanto más oscuro sea ese arte. Y os puedo asegurar que el arte musical de Empty es oscuro de veras...
[1] J. Ortega y Gasset, “Reflexiones en tono al centenario de Kant 1724-1924”, en: Obras completas, IV, Alianza Editorial / Revista de Occidente, Madrid, 1983, pp. 42-43. [2] J. Gómez Morais, Ontofobia y voluntad de muerte. Tratado anti-cósmico, Edizer, Compostela, 2014, p. 103. Esta teoría aparece ya en el Trabajo Final de Master de Morais, presentado en 2011 en la Universidad de Granada, titulado “La articulación conceptual voluntad de muerte-ontofobia en la filosofía de Philipp Mainlander y Óscar de la Borbolla”. [3] J. Gómez Morais, Ontofobia y voluntad de muerte. Op. Cit., p. 81 [4] Ibid., p. 34. [5] “(…) Dos siglos después de la muerte del alemán, nosotros no sabemos a ciencia cierta si efectivamente el universo tiende al no-ser o no. Los ontofóbicos actuales, quizás más escépticos de lo que fue Mainländer –careciendo (por desgracia) de toda esperanza- nos limitamos a levantar los hombros “confiando” a duras penas en que ojalá este tenga razón y la nada no tarde en asolarnos. Pero… ¿y si Mainländer no estuviese en lo cierto? ¿Y si el todo está condenado a existir hasta el infinito sin remedio? ¿Y si la nada solo es una quimera, que nunca llegará para salvarnos? (…) [Quizá] el cosmos es nuestro ataúd, un ataúd del que nunca podremos salir, y (…) con su constante permanencia nos advierte de que el último suspiro más allá de lo real no es posible, que estamos condenados a asfixiarnos, a no respirar. (…) Inmersos en esta condena sin fin, sólo quisiéramos poder respirar la nada…” (Ibid., p. 163). [6] Cf. Cf. “EMPTY: “El Black Metal es interior”, entrevista concedida a Pedro Soler el 15-02-2015, www.portal.xtreemmusic.com